Tarde cumbre de Rafaelillo con los Miuras


Pintaba exitosa desde que se anunció la corrida de Miura en Priego, buenos toros y mejores toreros sobre el papel, luego la dichosa e imprevisible lluvia primaveral intentó deslucir el espectáculo. Por suerte Rafaelillo y el quinto de la tarde, Maquinista-23, que fue una auténtica máquina de embestir, dieron motivos más que suficientes para dar por buena la mojada.

En general la corrida de Miura, dio un más que aceptable juego; tres toros -segundo, tercero y cuarto- fueron aplaudidos en el arrastre y el ya nombrado Maquinista, corrido en quinto lugar, recibió los honores de una vuelta al ruedo póstuma apoteósica.

Fue un toro de bandera, que en cualquier plaza pelín torista podría haberse hecho merecedor del indulto. De los coletudos decir que el más destacado y con diferencia fue Rafaelillo. En su primero, un toro con ciertas complicaciones, pero que se movió y embistió no sin ciertos problemas, estuvo entregadísimo, a pesar del barro y de la lluvia lo recibió con una larga en el tercio. Y en la muleta en una faena larga lo exprimió literalmente por ambos pitones, recetándole un estoconazo contundente.
Con el quinto vino el delirio en una faena maciza y contundente, el toro fue un tejón embistiendo por abajo y el murciano aprovechó todas y cada una de las arrancadas. El repertorio fue amplio, por los dos pitones, de frente, bajándole la mano, soberbios los de pecho, vamos, un compendio del buen muletear. Después pinchó hasta en cinco ocasiones y el público de Priego agradecido por lo visto, le obligó a dar una aclamada vuelta al ruedo.

Juan José Padilla abrió plaza con un toro de Julio de la Puerta que remendaba la corrida, al haberse lastimado en el camión que los traía de la finca uno de los titulares. Fue un toro bruscote, que al final del muletazo soltaba siempre un tornillazo, digno estuvo Juan José con este animal y aunque se le pidió la oreja la presidenta no la concedió.

Con el cuarto estuvo más dispuesto, un buen toro de Miura que acusó el puyazo largo que recibió, y que fue el que menos duró del encierro. Juan José estuvo entregado con banderillas y muleta y el público le premió después de una buena estocada con una oreja de ley.

El torero local Curro Jiménez se estrenaba en las lides Miureñas y solventó con entrega y profesionalidad su compromiso, especialmente en la lidia de su primero, un gran toro de Miura, con una nobleza desbordante y que sólo veía muleta por todas partes. Se confió Curro y vio que podía perfectamente con el Miura y con tesón y confianza por momentos consiguió buenos pasajes, especialmente por el pitón derecho, al final de su faena y de rodillas dejó también buenos muletazos, demostrando una vez más, que los Miura no se comen a nadie.

Otro contar fue en el sexto, aquí no lo terminó de ver claro en toda la faena y aunque no le faltó entrega ni disposición, no consiguió acoplarse. A pesar de que el Miura no era tan bueno como los anteriores pero tampoco un barrabás. Su público, siempre condescendiente pidió la oreja que le faltaba para salir a hombros.

Ficha del festejoPlaza de toros de Priego de Córdoba. Con algo más de media plaza se están lidiando toros de Miura (el 1º, de Julio de la Puerta, de buena presentación y descastado), 2º complicado, 3º, noble; 4º aplaudido en el arrastre, 5º premiado con vuelta al ruedo y 6º noble y soso.
Juan José Padilla. Ovación con saludos y oreja.
Rafaelillo. Dos orejas y vuelta tras aviso.
Curro Jiménez. Oreja y oreja.